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| Savso Spain
En el lenguaje cotidiano, con frecuencia confundimos el valor de la factura y el recibo. Ambos casos, son un justificante del pago de un producto que hemos comprado o servicio que hemos solicitado. ¿En qué reside entonces la principal diferencia de formato entre ambos elementos? La esencia del recibo es facilitar una información al consumidor, mientras que una factura tiene un valor tributario.
Percibimos recibos en rutinas cotidianas de nuestros gastos habituales. Por ejemplo, cuando acudimos al supermercado para hacer la cesta de la compra semanal, el cajero nos facilita un justificante en el que aparecen anotados todos los productos que hemos adquirido, el precio de cada uno y la suma total. También consta la fecha en la que hemos realizado la compra.
Este recibo nos permite poder reclamar en caja cualquier posible error reflejado en él. También recibimos un ticket cuando acudimos a una cafetería para merendar. Un buen consejo puede ser el de clasificar estos recibos mensuales para tener una buena gestión de la economía doméstica. Además de una financiación a través de préstamos de dinero para hacer frente a problemas financieros puntuales.
Por el contrario, recibimos una factura cuando tenemos una avería en casa y llamamos al fontanero para repararla. Este profesional como proveedor de unos servicios nos facilitará una factura por el cobro de un concepto, incluyendo el pago de los impuestos correspondientes. Los autónomos utilizan dichas facturas para tener su contabilidad al día y poder gestionar los pagos trimestrales del IVA y la declaración de la renta. Dichas facturas son el reflejo de una actividad comercial.
Por otra parte, mientras que el cliente obtiene el recibo en el momento en el que ha realizado el pago de los productos o servicios, la factura se facilita antes de este pago para que el destinatario abone la cantidad correspondiente en la cuenta bancaria reflejada en el documento. En algunos casos, también puede realizarse el pago a través de PayPal.
Además, en la factura también deben aparecer detallados otros datos concretos, por ejemplo, la fecha en la que se ha emitido y datos personales del cliente: nombre y apellidos, NIF o CIF y una dirección de correo postal. El membrete ya contiene los datos de la empresa que factura dicha venta. El documento, que actualmente puede presentarse tanto en soporte físico como electrónico, debe ir firmado. Como clientes, debemos acostumbrarnos a pedir siempre la factura cuando hacemos obras en casa.
Otro detalle importante que puede ayudarnos a diferenciar entre un recibo y una factura es que el primero no tiene valor fiscal, por lo que no podría admitirse en la declaración tributaria. Tampoco tiene una numeración secuencial, por el mismo motivo.
SAVSO permite solicitar un préstamo al momento. Un medio para obtener pequeños prestamos rápidos online con los que poder solventar una dificultad económica pero evitando el sobreendeudamiento.
Percibimos recibos en rutinas cotidianas de nuestros gastos habituales. Por ejemplo, cuando acudimos al supermercado para hacer la cesta de la compra semanal, el cajero nos facilita un justificante en el que aparecen anotados todos los productos que hemos adquirido, el precio de cada uno y la suma total. También consta la fecha en la que hemos realizado la compra.
Este recibo nos permite poder reclamar en caja cualquier posible error reflejado en él. También recibimos un ticket cuando acudimos a una cafetería para merendar. Un buen consejo puede ser el de clasificar estos recibos mensuales para tener una buena gestión de la economía doméstica. Además de una financiación a través de préstamos de dinero para hacer frente a problemas financieros puntuales.
Por el contrario, recibimos una factura cuando tenemos una avería en casa y llamamos al fontanero para repararla. Este profesional como proveedor de unos servicios nos facilitará una factura por el cobro de un concepto, incluyendo el pago de los impuestos correspondientes. Los autónomos utilizan dichas facturas para tener su contabilidad al día y poder gestionar los pagos trimestrales del IVA y la declaración de la renta. Dichas facturas son el reflejo de una actividad comercial.
Por otra parte, mientras que el cliente obtiene el recibo en el momento en el que ha realizado el pago de los productos o servicios, la factura se facilita antes de este pago para que el destinatario abone la cantidad correspondiente en la cuenta bancaria reflejada en el documento. En algunos casos, también puede realizarse el pago a través de PayPal.
Además, en la factura también deben aparecer detallados otros datos concretos, por ejemplo, la fecha en la que se ha emitido y datos personales del cliente: nombre y apellidos, NIF o CIF y una dirección de correo postal. El membrete ya contiene los datos de la empresa que factura dicha venta. El documento, que actualmente puede presentarse tanto en soporte físico como electrónico, debe ir firmado. Como clientes, debemos acostumbrarnos a pedir siempre la factura cuando hacemos obras en casa.
Otro detalle importante que puede ayudarnos a diferenciar entre un recibo y una factura es que el primero no tiene valor fiscal, por lo que no podría admitirse en la declaración tributaria. Tampoco tiene una numeración secuencial, por el mismo motivo.
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