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La Tasa Rosa y el dinero rápido

| Savso Spain



La Tasa Rosa existe. No se sabe si a la hora de conseguir dinero rápido o a través de préstamos en Internet o un crédito fácil, pero sí se encuentra en los supermercados en los que se hace la compra. La Tasa Rosa no deja de ser el precio de más que las mujeres pagan por productos similares a los que también, por otras circunstancias, usan los hombres. Cuchillas, desodorantes, cremas antiarrugas o champús para el pelo.

No se han encontrado estudios europeos que indiquen cuánto pagan de más las mujeres cuando hacen la compra, pero, en Estados Unidos, la Universidad de California indicó recientemente que la suma superaba los 1.400 dólares anuales. Es decir, algo más de 1.200 euros.

Como se indicaba, no existen pruebas que concluyan que los precios de estos productos son más caros para las mujeres. Pero una asociación francesa, la Georgette Sand, lleva desde 2014 criticando una práctica que consideran abusiva. Ya se le ha escuchado a través de las redes sociales, en las que ha hecho famoso el hashtag “#womantax”. No es lo único que ha logrado. En muy poco tiempo consiguió más de 45.000 firmas de personas que opinaban lo mismo y llegó al poder legislativo francés, que ha mostrado un gran interés por el problema.

Todos los productos imaginables (incluso, los mismos juguetes) son más caros para ellas. También las mismas tabletas de chocolate envueltas con personajes de una conocida película infantil. La azul, para los niños, cuesta 1,25 euros. La de ellas (obviamente, rosa) se encarece 5 céntimos. La cantidad, las propiedades, los ingredientes y el fabricante son los mismos.

Algo difícil de comprender cuando se escucha a las empresas responsables de estos productos, quienes justifican esas diferencias en las distintas tecnologías y los compuestos que se aplican en la fabricación de estos bienes. Por ejemplo, en las cuchillas. Dicen que sus elementos son especiales para las pieles de las mujeres, algo que cuesta creer cuando el mismo patinete es hasta 12 euros más caro, si quieren que incluya la serigrafía del personaje femenino, de color rosa; en vez del masculino, de color azul.

La práctica, apuntan varios expertos en consumo, se debe a la falta de atención que se presta a la hora de comparar los precios. La industria se aprovecha de ello. A ello hay que sumar la tradicional ley de la oferta y demanda. Aunque no siempre sucede esto, también es cierto que las mujeres se imponen a los hombres en la compra de productos de cuidado personal - puesto que son educadas en el consumo y el culto a la belleza por la misma sociedad que luego les cobra más caro por los mismos productos al mismo tiempo que infravalora su trabajo tanto en el ámbito privado como en el público -, por lo que hay que llegar de alguna forma al mercado masculino. De esta manera, se fijan unos precios más bajos de lo normal para ser el gancho perfecto y atraer nuevos públicos.

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