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Diferenciando las tarjetas de débito de las de crédito inmediato

| Savso Spain


En la actualidad es extraño que una persona no tenga al menos una tarjeta bancaria para realizar los pagos del día a día. Su utilidad para poder pagar en cualquier circunstancia sin necesidad de llevar dinero en efectivo las convierte en una herramienta imprescindible en la sociedad actual. Pero de esta forma de pago existen dos formatos: débito y crédito. Cada una de ellas cuenta con sus propias condiciones, ventajas e inconvenientes.

Tarjeta de crédito o de débito. ¿Cuál es la diferencia?

Básicamente, la diferencia entre ambas consiste en el sistema de pago. Con una tarjeta de débito se abonan las compras de forma directa mediante un cargo en la cuenta bancaria, lo cual impide gastar más del saldo con el que se cuenta en el momento de realizar los pagos. Se podría considerar el equivalente a pagar con dinero en efectivo, pero sin la necesidad de llevarlo encima.


Por el contrario, con una tarjeta de crédito es posible realizar pagos sin tener saldo en la cuenta bancaria, ya que se aplaza el cobro por parte de la entidad bancaria hasta el mes siguiente, momento en el cual se cobrará parte o la totalidad de la deuda según lo que se haya pactado en las condiciones del contrato. Esto significa contraer una deuda con dicha entidad, motivo por el cual los bancos estudian la solvencia de sus clientes antes de concederles una tarjeta de este tipo y les imponen un límite al crédito del que pueden disponer, puesto que suponen una forma de crédito fácil.
Los pagos realizados a crédito pueden ser devueltos de tres maneras, las cuales pueden ser escogidas por el cliente y pactadas con la entidad bancaria:

  1. A fin de mes: se establece un día del mes siguiente al de la compra y se paga el importe del crédito al completo.
  2. Mediante porcentaje: cada mes se paga un tanto por ciento de la línea de crédito gastado en la compra o las compras efectuadas.
  3. A través de una cuota fija: cada mes se paga una cantidad fija, de la cual parte es el capital gastado a crédito y parte los intereses bancarios generados por este. Dicho sistema de pago es conocido como revolving.
Así pues, mientras que las tarjetas de débito constituyen unas formas de pago como el dinero en metálico, la de crédito lleva implícita una línea de crédito inmediato con la entidad bancaria que la proporciona al cliente, lo que permite la financiación y compra a plazos de productos. Son unas vías de obtener créditos rápidos especialmente útiles en los caso imprevistoss, aunque hay que tener en cuenta que su uso mediante pagos fraccionados conlleva el cobro de intereses por parte de la entidad bancaria.

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